Marcha invisible en Alemania: la tendencia de pasear perros que no existen
Una nueva práctica social que combina ejercicio, imaginación y comunidad recorre las calles de Alemania, desafía las miradas y se transforma en un fenómeno viral.
A primera vista puede parecer extraño, incluso surrealista: personas caminando en parques y avenidas con una correa y un arnés, como si tuvieran a su lado un perro real. Sin embargo, no hay ninguna mascota física atada a ese gancho metálico. Lo que se observa es la materialización de una nueva forma de ocio conocida internacionalmente como "hobby dogging", una tendencia que nació en Alemania y se ha popularizado rápidamente en redes sociales y entre quienes buscan maneras alternativas de conectar con su entorno sin cargas ni compromisos asociados a tener un animal real.
¿En qué consiste exactamente?
El hobby dogging es una práctica en la que los participantes colocan una correa, arnés o collar y caminan como si llevasen a un perro imaginario. Durante la caminata, realizan actividades comunes en un paseo canino -como detenerse frente a un "pastizal imaginario", dar órdenes verbales, o hacer ejercicios de obediencia simulada- pero todo ocurre sin la presencia física del animal. Algunos incluso recrean circuitos de entrenamiento con conos u obstáculos improvisados, imitando los rituales habituales del adiestramiento.
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Quienes practican esta actividad aseguran que, más allá del gesto jocoso, se trata de una forma de estimular la mente, mejorar la postura corporal y establecer hábitos de salida al aire libre sin las obligaciones económicas y de cuidado que implica tener una mascota real. Además, para muchos, esta experiencia ha servido como medio de conexión social con otros caminantes que comparten el mismo interés por este pasatiempo inusual.
Orígenes y difusión
El concepto surgió de manera bastante espontánea en un club de entusiastas en la región de Bad Friedrichshall, al sur de Alemania. Lo que comenzó como una ocurrencia anecdótica se transformó en una corriente que hoy es replicada en otros países, como Estados Unidos, Japón y varias naciones europeas, gracias al impulso de videos virales y publicaciones en plataformas como Instagram y TikTok.
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Aunque el fenómeno ha generado reacciones mixtas entre los observadores -desde quienes lo celebran como un gesto creativo hasta quienes lo consideran extraño o desconcertante-, no se puede negar que ha capturado la atención global y alimentado debates sobre las nuevas formas de entretenimiento y expresión social en la era digital.




