Así es la playa secreta de Buenos Aires: viven 20 personas y no hay hoteles ni avenidas
Un balneario mínimo, rodeado de médanos y silencio, ideal para desconectar.
En el mapa de la Costa Atlántica hay un rincón que pasa casi desapercibido, pero que sorprende por su paz absoluta. A solo media hora de Necochea, Arenas Verdes es un destino que todavía conserva un silencio difícil de encontrar: playas inmensas, médanos dorados, pinos que cortan el viento y una vida cotidiana donde apenas 20 habitantes conviven todo el año con la fuerza del mar.
Perteneciente al partido de Lobería, esta pequeña aldea marítima quedó detenida en el tiempo. Sus caminos de tierra, su bosque costero y su playa prácticamente virgen arman un paisaje rústico, muy distinto del movimiento de Mar del Plata, Villa Gesell o Pinamar. Lo que para muchos fue una oportunidad turística que nunca terminó de despegar, hoy se convirtió en su mayor fortaleza.
En Arenas Verdes, la naturaleza manda. Las playas son anchas y solitarias, el viento recorre los médanos y el amanecer pinta de naranja todo el horizonte. En temporada hay bañeros y algunos paradores que sirven rabas, mariscos y cerveza fría, además de la histórica Fonda de Guillermina, famosa por sus empanadas. Pero fuera del verano, la postal vuelve a quedar casi desierta.
Para quienes disfrutan del mar en modo deportivo, la zona es ideal: surfistas que buscan buenas olas, fanáticos del kayak o del stand up paddle, y quienes simplemente llegan para caminar kilómetros sin cruzarse con otra persona. La sensación de amplitud es total, incluso en enero.
- Un balneario detenido en el tiempo, pensado para ser pueblo y convertido en oasis
La historia de Arenas Verdes empezó en 1953, cuando la municipalidad de Lobería adquirió los terrenos con la idea de crear un balneario planificado. Se trazaron calles y se ofrecieron lotes, pero la falta de infraestructura frenó el desarrollo. Ese crecimiento lento terminó marcando su destino: hoy es un oasis agreste que atrae a quienes buscan desconexión real.
A lo largo de las décadas, el lugar fue visitado por pescadores, familias vecinas y aventureros. Nunca hubo hoteles grandes ni centros comerciales, y todavía hoy la señal de celular se corta en gran parte del área. En verano, la población aumenta, pero durante el resto del año la aldea puede pasar días enteros sin que sus habitantes se crucen con nadie en la playa.
Alojarse allí implica elegir un ritmo distinto: cabañas, bungalows y campings que se integran al paisaje, sin multitudes ni ruidos. Y aunque esté tan cerca de Necochea, Arenas Verdes funciona como un refugio natural donde los atardeceres dorados sobre los médanos son casi un espectáculo privado.
Llegar es simple: desde Necochea se recorren 25 kilómetros por la Ruta Provincial 88 y luego un desvío hacia la costa. Desde Mar del Plata son 125 kilómetros en un trayecto de menos de dos horas. El camino rural puede volverse desafiante si llueve, pero el viaje vale la pena para conocer uno de los sitios más tranquilos de la provincia.


