SOCIEDAD

Quince años del milagro en Trípoli: La trágica caída del vuelo 771 y el niño que sobrevivió

Hoy se cumplen 15 años del accidente aéreo en Libia que costó la vida a 103 personas y dejó un único sobreviviente de nueve años, cuya historia conmovió al mundo.

Hoy, 12 de mayo de 2025, se cumplen 15 años de una tragedia aérea que enlutó a varias naciones y dejó una historia de supervivencia que resonó globalmente. Aquel fatídico 12 de mayo de 2010, el vuelo 8U771 de Afriqiyah Airways, un moderno Airbus A330-202 proveniente de Johannesburgo, se estrelló en las cercanías del Aeropuerto Internacional de Trípoli, Libia, segando la vida de 92 pasajeros y 11 tripulantes. Entre los restos retorcidos del fuselaje, un niño de tan solo nueve años emergió como el único sobreviviente, un testimonio de resiliencia en medio de la devastación.

La aeronave, que descendía en condiciones climáticas favorables y sin alertas técnicas, desapareció repentinamente del radar a las 6:01 de la mañana, a escasos metros de la pista de aterrizaje. La escena que encontraron los equipos de rescate fue dantesca: cuerpos calcinados, documentos chamuscados y la estructura del avión desintegrada.

La investigación posterior reveló una causa tan inesperada como trágica: un error humano. El piloto, desorientado por la "ilusión de altitud" provocada por la luz del amanecer y posiblemente afectado por la fatiga, creyó estar a una altura mayor de la real. El copiloto, con menos experiencia, no logró corregir la maniobra a tiempo. Una fatal falla de juicio en los cruciales segundos finales del descenso.

Entre las víctimas se encontraban principalmente ciudadanos libios, sudafricanos y neerlandeses. Familias que regresaban de vacaciones, profesionales que volvían de congresos y jóvenes que volvían de un mundial juvenil. En medio de este horror, un pequeño cuerpo con una remera celeste fue hallado con vida entre los restos del ala izquierda. Era Ruben van Assouw, un niño neerlandés de nueve años que viajaba con sus padres, Patrick y Trudy, y su hermano Enzo, de once. Ruben era el único sobreviviente de su familia y de las 104 personas a bordo.

"Estaba consciente cuando llegó. Tenía múltiples fracturas en ambas piernas, un golpe severo en la cabeza, pero reconocía las voces. Era un milagro", declaró el director del hospital Al-Khadra, donde Ruben fue ingresado de urgencia. Su identidad tardó en conocerse, y durante las primeras horas fue simplemente etiquetado como el "niño sobreviviente".

Una vez estabilizado, Ruben fue trasladado a los Países Bajos en un avión sanitario. Su regreso fue silencioso, marcado por el duelo de un país entero y la necesidad de proteger a un niño que había perdido a toda su familia. "Ruben necesita paz. Perdió a sus padres, a su hermano. Debe sanar su cuerpo y su alma", comunicó su familia extendida.

La historia de "el niño del milagro de Trípoli" conmovió al mundo. La imagen de Ruben vendado en una cama de hospital, con un oso de peluche que alguien le había dejado como un gesto de humanidad, se convirtió en un símbolo de esperanza y fragilidad.

La tragedia del vuelo 8U771 puso bajo la lupa la seguridad de Afriqiyah Airways y las condiciones de trabajo de sus pilotos. La investigación conjunta de Libia, Sudáfrica, Francia y los Países Bajos concluyó que el error humano fue la causa principal del accidente, un recordatorio sombrío de la importancia de la capacitación, el descanso adecuado y el cumplimiento riguroso de los protocolos en la aviación.

Quince años después, la historia de Ruben van Assouw sigue siendo un testimonio de la capacidad humana para sobrevivir incluso a las tragedias más inimaginables. Su vida, marcada por una pérdida inmensa y un milagro inexplicable, nos recuerda la fragilidad de la vida y la fuerza del espíritu humano. En este aniversario, el mundo recuerda a las 103 víctimas y al niño que, contra todo pronóstico, sobrevivió.

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