OPINIÓN

Símbolos que no necesitan el favor de la razón

¿Cuál es la verdadera razón de ser las cúpulas? ¿Existe una sola razón?

Hacia el 1900, se impuso una tendencia: que los edificios culminaran con estilizadas cúpulas. En general, se utilizaban para valorizar las propiedades y como remate por su fuerza expresiva.

Se mezclaron estilos arábicos y españoles con el art nouveau que estaba de moda en Europa. La influencia europea en la arquitectura porteña se hizo visible a través de arquitectos franceses, italianos, alemanes y belgas que diseñaron los edificios de Buenos Aires entre los siglos XIX y XX, momento en que aparecen nuevos recursos constructivos que reemplazarían las estructuras de ladrillo y madera por las de hierro y zinc.

El conjunto urbano que remata en cúpula domina parte de la arquitectura de la Ciudad. Las cúpulas protegidas lucen como el día de su nacimiento, aunque algunas especialmente de estilo romántico construidas en mampostería debieron ser recicladas.

¿Pero cuál es la verdadera razón de ser las cúpulas? Redoblo la apuesta ¿existe una sola razón? Para muchos entendidos en la materia, se hicieron en agradecimiento a la ciudad. Otros, en cambio, consideran que se vincula con la posibilidad de que jóvenes profesionales europeos pudieran desplegar todo su potencial en el lienzo de oportunidades que era nuestro país.

De las casi cuatrocientas cúpulas que coronan el cielo de Buenos Aires, quizás la mas bella sea la de la intersección de la calle Ayacucho con la avenida Rivadavia.

La obra construida en 1907 por el arquitecto Eduardo Rodríguez Ortega parece una piedra preciosa. Novecientas cincuenta y dos piezas de vidrios espejados fueron necesarias para cubrir las ocho principales aberturas ovales y el cupulín.

Justo debajo, se puede leer una leyenda escrita en catalán que dice: NO HI HA SOMNIS IMPOSSIBLES (NO HAY SUEÑOS IMPOSIBLES), que fue una idea brillante del arquitecto Fernando Lorenzi en homenaje a Gaudí.

Tampoco había sueños imposibles para la elite porteña de principios del siglo pasado y es por ello que las cúpulas se convirtieron en símbolo de la suntuosidad de una época. Y alllí están, sencillamente, para dejarse admirar.

 * Por Mariela Blanco, periodista


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