PRINCIPE DE LAS TINIEBLAS

Murió Ozzy Osbourne, una leyenda del heavy metal marcada por los excesos y un último show majestuoso

Tenía 76 años y se despidió con un show majestuoso, junto a su banda Black Sabbath, el corolario perfecto para más de medio siglo de carrera.

 Ozzy Osbourne, el icónico "Príncipe de las Tinieblas", fundador de Black Sabbath y pionero indiscutible del heavy metal, falleció a los 76 años. Su despedida fue un show majestuoso el 5 de julio, junto a Black Sabbath y una constelación de estrellas del rock, el corolario perfecto para más de medio siglo de una carrera que lo llevó a vender más de 100 millones de discos. La vida de Osbourne fue tan influyente musicalmente como salvajemente excesiva, plagada de historias disparatadas que incluyen el famoso incidente del murciélago mordido, acusaciones de satanismo y una lucha constante contra las adicciones, de la que su esposa Sharon fue su pilar fundamental.

El 5 de julio la banda se juntó después de 20 años en un megafestival del rock pesado en su honor. Tocaron, entre otros, Guns & Roses, Metallica, Pantera, Steven Tyler, Ronnie Wood, Billy Corgan y Tom Morello. Pero lo más esperado de la noche fue el set de Ozzy (siempre sentado en un majestuoso trono negro coronado con un gran murciélago) y luego el de Black Sabbath con su formación original.

Casi 50.000 personas en vivo y más de 2 millones en un streaming pago, más los millones que lo pudieron ver al día siguiente en YouTube y redes sociales: una multitud como testigo (y protagonista) del acto final de un personaje legendario, que transitó caminos antes inexplorados.

Ozzy Osbourne fue cantante de Black Sabbath, pionero del heavy metal y un solista muy exitoso: sus discos vendieron más de 100 millones de copias. Fue, también, estrella de reality show, cabeza de una querible y salvaje familia mediática, organizador de festivales populosos. Una leyenda del rock y uno de los personajes más excesivos y salvajes de un mundo particularmente excesivo y salvaje. No debe haber otra persona del rock que haya protagonizado tantas historias disparatadas y exuberantes, oscuras y peligrosas.

Su influencia musical fue enorme. Solo basta examinar el elenco de las bandas que tocaron en su último festival. Influyó a varias generaciones de metaleros. Un ejemplo es lo que alguna vez declaró Henry Rollins: "Solo se puede confiar en uno mismo y en los seis primeros discos de Black Sabbath".

De la infancia al nacimiento de una leyenda

El padrino del heavy metal narró que de chico fue abusado por algunos compañeros mayores, episodio en el que identificó el origen de muchos de sus problemas. A partir de su adolescencia y hasta la formación de Black Sabbath, durante años trabajó en decenas de oficios: plomero, obrero en fábricas diversas, matarife, en una carpintería. Su vida cambió cuando escuchó "She Loves You", de los Beatles, y se decidió a ser músico.

Su padre estaba convencido de que su hijo no tenía caminos intermedios: sería exitoso o terminaría preso. El hombre era un clarividente, tenía tanta razón que Ozzy consiguió, con creces, las dos cosas. Se convirtió en una gran estrella, en el impulsor de un género musical, en una figura conocida mundialmente; y también estuvo preso varias veces. La primera fue a los 15 años. Lo encontraron robando en una tienda. Estuvo detenido tres semanas. Teniendo en cuenta que no tenía antecedentes, que provenía de una familia trabajadora y su corta edad, el juez le fijó una fianza baja. Pero el padre de Ozzy no la pagó para que el tiempo en el calabozo le sirviera de enseñanza. El método no parece haber funcionado.

Los excesos que lo hicieron leyenda: El murciélago, las palomas y más

Hay una historia de Ozzy Osbourne que está primera en la lista de cualquiera que narre su extensa acumulación de excesos: la del murciélago. Ya fue narrada tantas veces que la verdad se confunde con la leyenda y la exageración. Pero no importa si se cuela alguna imprecisión (con Ozzy nunca hay exageraciones) porque la historia pinta de cuerpo entero al cantante.

Durante un show en 1982, alguien tiró un murciélago sobre el escenario. El animal estaba quieto, atontado. Mientras cantaba desaforadamente, Ozzy lo vio. Se agachó, lo tomó entre sus dedos y, sin pensarlo, le arrancó la cabeza de un tarascón. La sangre del animal (la del murciélago) caía por el costado de la boca de Ozzy. La actuación se suspendió en ese momento. Lo tuvieron que llevar de urgencia al hospital y aplicarle la vacuna antirrábica. Con el tiempo Ozzy dijo que creyó que se trataba de una réplica, de un murciélago de plástico y que por eso le pegó un mordiscón. En 2015, un fan, Mark Neal, afirmó haber lanzado un murciélago muerto que encontró en su patio, lo que añadiría un matiz a la historia.

Que no era vegano lo atestigua la recurrencia. En 1981, Ozzy tenía una reunión con los directivos más importantes de CBS. Llevaba en sus bolsillos dos palomas para soltarlas al momento de la firma del contrato. Pero la reunión tomó otro camino al deseado. Ozzy gritó, algún directivo le respondió de la misma manera. El cantante, fuera de sí, manoteó una de las palomas de su bolsillo, la mostró y con furia, le arrancó la cabeza de un mordisco. Luego, la escupió sobre el pecho del directivo. Tiempo después, cuando le preguntaron si la historia era cierta, Ozzy respondió: "Ese día descubrí que las palomas, al menos su cabeza, tiene un sabor parecido al del Cointreau".

Otra reunión que terminó mal fue con directivos de la misma discográfica, pero de la filial alemana. Ozzy estaba en tan mal estado que mientras conversaban, se paró sobre la mesa de la sala y comenzó a sacarse la ropa. Alguien quiso interrumpir el striptease, pero Ozzy lo alejó de una patada en la cabeza mientras entonaba una marcha nazi. Luego bajó de un salto, besó en la boca a uno de los paralizados ejecutivos, sacó su miembro y orinó en la copa de vino de otro. Cuando le preguntaron sobre los incidentes, Osbourne dijo que no podía recordar nada de lo sucedido, pero que todo sonaba verosímil.

En 1984, durante una gira con Motley Crüe, en medio de la carretera, Ozzy había esnifado toda la cocaína existente en cada uno de los micros de la caravana. Alguien lo desafió a que se esnifara una fila de hormigas que trabajaba sobre el asfalto. A Ozzy, que ese día llevaba puesto un largo vestido, le pareció una gran idea. Se inclinó sobre la ruta caliente, dejó su cola desnuda al aire, apoyó una pajita en el asfalto, apuntó a la hormiga que encabezaba la fila y aspiró con fuerza. Todas las hormigas desaparecieron en su nariz.

Hay otra historia que protagonizó vestido de mujer y también es de los años ochenta. Ya estaba casado con Sharon. Un día, tras consumir alcohol y cocaína, su esposa le escondió toda la ropa para detenerlo. Incontenible, Ozzy fue al placard de Sharon, agarró el vestido más amplio que encontró y se lo puso. Luego salió a caminar, a buscar más sustancias. Llegó hasta el Monumento Nacional de El Álamo. No se detuvo ante las advertencias y merodeó por el lugar. Luego sintió ganas de orinar, no aguantaba más. Fue contra la pared más cercana e hizo sus necesidades. Cuando giró, tres policías lo detuvieron. Había hecho pis contra el memorial. Pasó unas horas en un calabozo y un juez le fijó una multa de más de 11.000 dólares.

Alcohol en cantidades industriales, marihuana, muchísima cocaína, heroína, LSD, anfetaminas, opioides, analgésicos fortísimos, Rohypnol y varias sustancias más. Tal vez sería más fácil y más breve enumerar aquellas a las cuales no fue adicto, de las que no abusó.

Durante un viaje en avión, Ozzy había logrado pasar varios gramos de cocaína en su media. A mitad del vuelo fue al baño a consumir. La paranoia lo invadió. Se convenció de que sería arrestado al bajar. Salió del baño y les ofreció a todos los que estaban en la nave. Desde pasajeros hasta azafatas terminaron consumiendo con el célebre rockero.

Murió Ozzy Osbourne, una leyenda del heavy metal marcada por los excesos y un último show majestuoso

Tragedia, depresión y el rol de Sharon

Cuando a fines de los años setenta Black Sabbath lo despidió, todos sus miembros se encontraban sumergidos en sus excesos. Pero el resto reconoció que la situación de Ozzy era la peor de todas, hacía inviable la continuidad de la banda. Las peleas con Tony Iommi eran épicas. Alguna vez el guitarrista lo derribó tirándole una mesa y lo puso knock out con un cross a la mandíbula.

Otro incidente del principio de la década del ochenta terminó muy mal. Durante 1982, mientras estaba de gira con su banda, uno de los choferes del micro, la vestuarista Rachel Youngblood y el guitarrista Randy Rhoads, un gran talento, viajaban en un pequeño avión siguiendo al resto de la banda. Los cálculos fallaron durante una broma en la que el piloto sobrevoló bajo el micro, y una de las alas del avión impactó contra este, estrellándose contra el jardín de una mansión cercana. Sus tres tripulantes murieron. El episodio sumió a Ozzy en la depresión, pero en lugar de alertarlo sobre la vida que estaba llevando, profundizó su inmersión en los excesos.

Ozzy solía decir que el problema era que su cabeza creía que su cuerpo seguía teniendo 21 años. Los límites nunca fueron su fuerte. "Uno es demasiado, pero diez son pocos", dijo hablando sobre su consumo desaforado.

Osbourne reconoció que a esta altura del partido no estaría vivo si no fuera por Sharon, su esposa. Cuando estaba embarazada de Kelly, su segunda hija, Sharon confrontó a su marido. Si no se internaba en un centro de rehabilitación, ella y los hijos lo dejarían. Ozzy le pidió esperar al parto. Al día siguiente de que Sharon diera a luz a Kelly, Ozzy se internó.

La sobriedad duró un tiempo, pero ni siquiera llegó hasta el fin de la década. En 1989, Ozzy persiguió a Sharon por la casa, la empujó contra una pared y la tomó del cuello en un intento de ahorcamiento. El esfuerzo y su pésimo estado lo hicieron desvanecerse. Cuando despertó, estaba en una celda londinense, imputado por intento de homicidio contra Sharon. Ozzy, sin recordar nada, pensó al principio que se trataba de una broma, pero no. Sharon levantó los cargos con la condición de que Ozzy volviera a rehabilitación durante 6 meses. Tiempo después se reconciliaron.

Satanismo, la torta con hachís y el último deseo

Osbourne fue acusado también de satanismo. Escribió una canción en homenaje a Aleister Crowley y en la tapa de uno de sus primeros discos solistas colocó una cruz invertida. Él siempre negó las acusaciones, explicando que se trataba de una puesta en escena, de parte de la dramaturgia del heavy metal. Pero no todos lo entendieron. A principios de los setenta, un grupo de satanistas se instaló frente a su hotel para rendirle homenaje y realizar ritos.

Desde hace varias décadas, tanto Ozzy como Sharon se convirtieron en activos miembros de una iglesia anglicana, la Iglesia de Inglaterra. Ozzy aclara que desde hace años realiza una oración segundos antes de salir a escena. Eso no impidió que una tarde, al recibir la visita de uno de los sacerdotes de la iglesia, Ozzy lo agasajara con su mejor té y con una torta que su esposa sacó de la heladera. Lo que Ozzy no recordó fue que la torta venía cargada con una gran cantidad de hachís. El religioso comió dos porciones abundantes y elogió el sabor de la torta justo antes de perder el conocimiento. El matrimonio Osbourne tuvo que llevarlo hasta su domicilio. El pobre hombre tardó tres días en reponerse.

Sus hijos no solo se convirtieron en celebridades gracias al exitoso reality show que se exhibió en el nuevo milenio por MTV; ellos también afrontaron problemas severos de adicciones.

La salud de Ozzy estaba maltrecha desde hacía muchos años. Un accidente con una moto en 2003 lo dejó con varias secuelas. Vértebras y costillas rotas que afectaron su movilidad hasta llevarlo a estar postrado y atravesado por el dolor los últimos años de su vida. Se sometió a más de cinco cirugías para recuperar funcionalidad y para paliar el dolor, pero ninguna funcionó del todo. A eso había que agregarle el diagnóstico de un párkinson prematuro con el que convivió durante casi dos décadas.

Un año atrás había dicho que estaba contento pese a los dolores. Había tenido una gran vida, había disfrutado, era querido. Pero tenía un último pedido para hacer, un último deseo: quería subirse una vez más al escenario. Y lo logró: el 5 de julio logró despedirse junto a Black Sabbath y una veintena de artistas que fueron influidos por su música, por su actitud.

En una reciente entrevista con la Rolling Stone británica, Ozzy Osbourne declaró que sabía que no le quedaba demasiado tiempo para vivir. Pero que ya lo había hecho y que no había estado nada mal: "¿Cuánto quieren que viva? Aparte, no se olviden, que ya me tendría que haber muerto diez veces". 

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