El "parate" de la construcción golpea al 70% de las empresas, pero emerge un atisbo de esperanza
Altos costos y baja demanda asfixian a la mayoría de los actores del sector de la construcción, con caídas de actividad que superan el 20%. Sin embargo, en un contexto de incertidumbre económica, la construcción se reafirma como refugio de valor y las perspectivas macroeconómicas alimentan un incipiente optimismo de cara a una posible recuperación.
La realidad del sector de la construcción en Argentina es, hoy por hoy, compleja y desafiante. Un reciente estudio reveló que casi el 70% de los profesionales que integran esta cadena de valor experimentaron una notable merma en su nivel de actividad durante el último año. A nivel nacional, el 69% de los encuestados reportó una contracción interanual, con una mayoría (46%) que situó la baja por encima del 20%.
Estos datos provienen de la 26.ª edición del Estudio de Opinión Construya (EOC), elaborado por el Grupo Construya entre el 31 de marzo y el 25 de abril de 2025, que incluyó a 506 participantes de todo el país. El relevamiento desglosa la situación: un 15% estimó descensos de entre el 10% y el 20%, y un 10% registró caídas inferiores al 10%. Solo el 16% mantuvo sus niveles de actividad, mientras que un minoritario 15% declaró incrementos, con apenas un 2% superando el 20% de aumento.
Las principales dificultades que enfrenta el sector son claras y recurrentes. El mayor costo de construcción (23%) encabeza la lista, siendo el principal obstáculo para arquitectos, desarrolladores, constructores e ingenieros. En segundo lugar, la baja demanda del mercado (15%) afecta principalmente a distribuidores de materiales y maestros mayores de obra (MMO). Finalmente, la incertidumbre cambiaria (13%) se posiciona como el tercer gran desafío, especialmente para las inmobiliarias.
Impacto segmentado y barreras persistentes
El golpe no fue uniforme para todos los eslabones de la cadena. Los Maestros Mayores de Obra (MMO) y los distribuidores de materiales fueron los más castigados: un 83% de los MMO y un 76% de los distribuidores sufrieron contracciones, la mayoría superiores al 20%. Arquitectos e ingenieros también reflejaron caídas significativas (69% y 75% respectivamente). El único sector donde las respuestas positivas (50%) superaron a las negativas (40%) fue el de las inmobiliarias, lo que sugiere un dinamismo particular en el mercado de compra-venta.
Además de los costos, la demanda y la incertidumbre cambiaria, surgen otras barreras específicas. Para los arquitectos, la escasez de mano de obra calificada se posicionó como la segunda dificultad más crítica. En regiones como el NEA y el NOA, las limitaciones de inversión privada completaron el podio de retos, mientras que en la Patagonia la incertidumbre cambiaria jugó un rol aún más relevante.
Optimismo incipiente y la construcción como "refugio de valor"
A pesar del panorama adverso, el estudio revela un atisbo de recuperación en las expectativas. Un 47% de los profesionales anticipa un repunte de la actividad en los próximos doce meses (cuatro puntos porcentuales más que en la medición previa), mientras que un 29% prevé estabilidad y solo un 24% proyecta nuevas caídas.
Este optimismo se sustenta en factores clave. La construcción como refugio de valor continúa siendo el principal motor para el 21% de los encuestados, un dato que resalta la confianza en el ladrillo como inversión ante la volatilidad económica. Le siguen el crecimiento de la actividad económica (19%), el dinamismo de las obras privadas (11%) y el blanqueo de capitales (11%), una herramienta que podría inyectar fondos frescos al sector. Las inmobiliarias, en particular, destacaron la mayor disponibilidad de financiamiento (10%) como clave para suavizar el ciclo.
En materia de ahorro e inversión, la construcción lidera con el 35% de las preferencias, dejando atrás al dólar y a las acciones (16% cada uno), los bonos públicos (13%) y los plazos fijos (8%). Criptomonedas y depósitos bancarios completan el panorama.
El EOC 2025 ratifica la resiliencia del sector frente a un contexto adverso. Aunque los altos costos y la volatilidad persisten, el optimismo incipiente podría traducirse en un mayor dinamismo si se consolidan los factores impulsores identificados. El desafío para la industria y las políticas públicas será capitalizar este atisbo de mejora y transformar la esperanza en crecimiento sostenido.