LIFESTYLE

Saca una selfie de tu interior

Un cuento sufí dice:

Una tigresa hambrienta se abalanzó sobre un rebaño de ovejas para saciar su apetito. Debido al esfuerzo realizado, la tigresa dio a luz y murió, dejando a su cría sola en medio del rebaño.

El cachorro fue aceptado como uno más del rebaño y creció entre las ovejas. Como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño. Era sumamente apacible, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años.

Un día un tigre se topó con el rebaño y no podía creer lo que estaba viendo. Uno de su especie andando en un rebaño como si fuese una oveja era una deshonra para la especie. Así que se abalanzó sobre el rebaño y lo atacó. Tomó al tigre-oveja del cuello, lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen.

Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja a tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla.

-Pruébala -le ordenó el tigre. Asustado, sin dejar de balar, el tigre-oveja probó la carne. En ese momento, la carne cruda desató sus instintos de tigre. Reconoció de golpe su verdadera y propia naturaleza y emitió un rugido que se asimilaba al de un tigre.

En mi opinión, ese es el rugido del que encuentra su ser, su propósito. Desde ese rugido la vida tiene un sentido.

Así como la vida del tigre-oveja, a partir de ese descubrimiento se ordena, se enfoca, sabe lo que tiene que hacer, se entusiasma, con el ser humano que encuentra su sentido sucede lo mismo.

Encontrar el propósito nos permite hacerle frente a todos los cambios que debemos encarar en nuestras vidas. Nos permite que aquellas cosas que nos distraigan de lo importante nos molesten porque lo que más queremos es estar conectados con lo que nos apasiona hacer.

Sin embargo, son muchos los que al intentar encontrarlo experimentan un profundo vacío existencial. ¿Qué es para mí el sentido de la vida si lo único que hago es trabajar, si todos mis días son iguales y si en realidad no le encuentro sentido a nada de lo que me rodea?

La búsqueda del sentido no debe ser una obligación, donde el foco lo pongamos en el contexto en el que nos desenvolvemos. La búsqueda debe sentirse como la respuesta a un deseo de encontrarlo para que podamos disfrutar del proceso de reflexión y, valga la redundancia, darle sentido a ese contexto.

Todo lo obligado produce pobres resultados.

Ese deseo debe venir de sentir que podemos adueñarnos de nuestro destino. Viktor Frankl decía: "Cada día y en cada momento tenemos la oportunidad de tomar una decisión, una decisión que determinará: si quedar sujetos a las propias circunstancias, como un juguete en manos del destino, o actuar con auténtica dignidad, escuchando a nuestro verdadero yo."

Esto me llevó a pensar en el roce con la muerte. De hecho Frankl descubrió gran parte de toda su teoría a partir de lo vivido en los campos de concentración, donde la muerte estaba presente a diario. El mismo Steve Jobs en su famoso discurso en la Universidad de Stanford hizo varias veces referencia a la muerte: "La muerte es probablemente la mejor invención de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Hace que lo viejo desaparezca para dejar paso a lo nuevo", dijo.

Además, hay un viejo dicho zen que dice:

"Muere antes de morir, para poder verdaderamente vivir".

¿Por qué traigo a escena la muerte?

Porque la muerte nos lleva a centrarnos en lo que realmente importa. Cuando rozamos con la muerte o se muere alguien joven, nuestra perspectiva cambia. La consciencia de que somos mortales florece. Al ser más conscientes, buscamos reducir nuestro miedo a la muerte haciendo algo de valor, perdurable y que nos trascienda.

Es por lo general en esos momentos donde encontramos el sentido de nuestra vida. ¿Será por esto que los estudios demuestran que la mayoría de las personas encuentran el sentido de sus vidas pasada la mediana edad?

En mi experiencia personal, puedo asegurarte que desde que descubrí mi propósito mi vida ha cambiado. Tengo un norte y estoy enfocado en alcanzarlo. Desde ese momento, el dolor de la disciplina se ha convertido en disfrute de hacer las cosas que me apasionan hacer. Me he ordenado y todo en mi vida ha ido en ese sentido. Desde este lugar, considero que encontrar el propósito es fundamental para que el resto de tu vida se ordene.

Mientras no lo encuentres, seguirás sintiendo que vas deambulando de aquí para allá, padeciendo más que disfrutando. Seguirás sintiendo ese vacío existencial.

Por eso mi recomendación es que te aboques al descubrimiento de tu propósito. Si no puedes solo, busca ayuda pero hazlo porque es el punto de partida para que tu vida se acomode.

*Por Gustavo Picolla, coach de líderes

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